Bombardeo intergaláctico: rayos cósmicos llegan a su máximo en 50 años
Desde el inicio de la exploración espacial la Tierra no había sido bombardeada por rayos cósmicos del centro de la galaxia como ahora; la poca actividad solar permite la llegada de olas de alta energía, que podrían afectar el campo magnético de nuestro planeta
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El incremento en los rayos cósmicos se debe probablemente a la poca actividad solar, a esta especie de vacación en el ciclo del sol de 11 años que se está presentando en estos momento. El sistema solar es protegido por una especie de burbuja magnética llamada la heliósfera que escuda a los planetas desde Mercurio a Plutón y más allá. Esta capa protectora se genera al interior del sol y es inflada por los vientos solares, cuando existe una menor actividad la heliósfera se debilita permitiendo la entrada de la lluvia cósmica.
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El científico francés Paul la Violette ha propuesto la teoría de las superolas galácticas (galactic superwave), en la que se dice que voleas de rayos cósmicos provenientes de explosiones de supernovas en el centro de la Vía Láctea se propagan radialmente en trayectorías rectílineas a casi la velocidad de la luz interactuando mínimamente con los campos magnéticos interestelares. Paul la Violette cree que rayos cósmicos del centro de la galaxia (a 25 mil años luz de distancia aprox.) bombardearon la Tierra al final de la última glaciación (alrededor de 14 mil años atrás) y que existe evidencia para pensar que otras superolas galácticas han detonado el fin de eras del hielo y provocado la transformación geográfica del planeta, incluyendo extinciones masivas.
Según la Violette los centros galácticos se activan cada 10 mil años más o menos emitiendo explosiones de rayos cósmicos y partículas de alta energía por un periodo que va de los cientos de años. hasta mil o dos mil años. Teorizó también que una explosión en el centro de la galaxia podría ser seguida por un pulso de rayos gamma hasta 10 mil veces más fuerte que las explosiones causadas por supernovas y que las superolas galácticas podrían ocasionar una reversión geomagnética.
Aunque las teorías de la Violette no son muy aceptadas, también es cierto que la astrofísica está lejos de entender cabalmente los ciclos galácticos que marcan procesos de cambio y evolución en el universo al igual que los ciclos del sol y los ciclos de la tierra transforman el clima y el ecosistema. Y si bien la tierra gira alrededor del sol, el sol gira alrededor de la galaxia (la cual también atraviesa una especie de verano e invierno en eones) siendo parte de una misteriosa sinfonía cósmica de interdependencia que marca el código y el ritmo sobre el cual la vida puede seguir evolucionando. Más allá de poéticas ultraterrestres, nuestro destino, como vislumbró Pitágoras, está sujeto a la música que toquen las esferas.
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