Proyecto Conciencia Global ¿Demostrando que Estamos Unidos?
El Proyecto de Conciencia Global liderado por el Dr. Roger Nelson de la Universidad de Princeton en la que participan más de 75 científicos de 41 países lleva más de diez años estudiando los efectos de la Conciencia sobre el ser humano. Si es cierto que la física cuántica descansa en el orden implicado -CONCIENCIA- enumerado por el profesor David Bohm, tiene sentido que hayan científicos desarrollando experimentos que arrojen evidencia sobre esta relación. El siguiente artículo aporta información sobre el trabajo del Dr. Nelson. En las fuentes que citamos al final también se aporta el link oficial del proyecto que sigue en curso para aquellos interesados en comprobar las últimas investigaciones al respecto. Estamos al inicio de un nuevo paradigma y posiblemente estos estudios más que darnos respuestas rotundas nos indiquen los primeros pasos hacia la andadura del hombre superando sus propios límites.
“En las profundidades del sótano de la polvorienta librería de una universidad en Edimburgo yace una pequeña caja negra, más o menos del tamaño de dos cajetillas de cigarrillos juntas, que genera números aleatorios en un flujo interminable.
A primera vista es un aparato poco destacable. Recubierto de metal, contiene en su interior un microchip no más complejo que los encontrados en las modernas calculadoras de bolsillo.
Pero, de acuerdo a una creciente lista de científicos, esta caja tiene extraordinarios poderes. Es, según ellos, el “ojo” de una máquina que parece ser capaz de aventurarse en el futuro y predecir grandes eventos mundiales.
La máquina, aparentemente, sintió los ataques del 11-S sobre el World Trade Centre cuatro horas antes de que ocurriesen – pero en la ferviente oleada de teorías de conspiración de entonces, estas afirmaciones fueron rechazadas por los escépticos. Pero el pasado Diciembre, también pareció prever el tsunami asiático justo antes que el terremoto submarino precipitara la tragedia.
Ahora, incluso los que dudaban han reconocido que aquí tenemos una pequeña caja con unos poderes aparentemente inexplicables.
“Es un asunto asombroso,” dice el Dr. Roger Nelson, investigador emérito en la Universidad de Princeton en los Estados Unidos, quien es el responsable del proyecto de investigación tras el fenómeno de la caja negra. “Estamos dando los primeros pasos en el proceso de tratar de entender qué está pasando con esto. Hasta el momento estamos andando a ciegas.” Las investigaciones del Dr. Nelson, con el nombre de Proyecto de Consciencia Global (ahora Noosphere), fueron acogidas inicialmente por la Universidad de Princeton y están centradas en uno de los más extraordinarios experimentos de todos los tiempos. Pretende detectar si toda la humanidad comparte una única mente subconsciente en la que todos podemos sondear sin ser conscientes de ello.
Y máquinas como la caja negra de Edimburgo han lanzado una posibilidad deliciosa: que los científicos pueden haber descubierto, involuntariamente, una forma de predecir el futuro. Aunque muchos considerarán las intenciones del proyecto poco más que el sueño de un tonto, ha atraído a una plétora de 75 científicos respetados de 41 países diferentes. Investigadores de Princeton – donde Einstein pasó gran parte de su carrera – trabajan junto a científicos de universidades en Gran Bretaña, Países Bajos, Suiza y Alemania. El proyecto también es la investigación más rigurosa y de mayor duración realizada nunca antes en los potenciales poderes de lo paranormal.
“Muy a menudo, los fenómenos paranormales se evaporan si los estudias el tiempo suficiente,” dice el físico Dick Bierman, de la Universidad de Amsterdam. “Pero esto no está pasando en el Proyecto de Consciencia Global. El efecto es real. La única disputa es sobre su significado.” El proyecto tiene sus raíces en el extraordinario trabajo del Profesor Robert Jahn, de la Universidad de Princeton, a finales de los años 70. Él fue uno de los primeros científicos modernos en tomarse seriamente los fenómenos paranormales.
Intrigado por cosas tales como la telepatía, la telekinesia – el supuesto poder psíquico para mover objetos sin el uso de la fuerza física – y la percepción extrasensorial, decidió estudiar el fenómeno utilizando la tecnología más actualizada disponible entonces. Una de esas nuevas tecnologías era una caja negra de aspecto humilde conocida como Generador de Eventos Aleatorios (REG en inglés). Utilizaba tecnología computacional para generar dos números – un uno y un cero – en una secuencia totalmente aleatoria, una especia de cara o cruz electrónico.
El patrón de unos y ceros – o “caras” y “cruces” – era entonces impreso como un gráfico. Las leyes de la probabilidad dictan que los generadores deberían arrojar igual cantidad de ceros y unos – lo que sería representado en el gráfico como una línea plana. Cualquier desviación de esos números mostraría una suave curva ascendente. Durante los últimos años 70, el Profesor Jahn decidió investigar si, con el único poder del pensamiento humano, se podría interferir de algún modo en las lecturas habituales de la máquina. Abordaba a viandantes de la calle y les pedía que concentrasen sus mentes en su generador de números. En efecto, les pedía que tratasen de hacer aparecer más “caras” que “cruces.”
Era una idea absurda por entonces. Los resultados, sin embargo, fueron sorprendentes y nunca han sido satisfactoriamente explicados. Una y otra vez, gente completamente ordinaria probó que sus mentes podían influir en la máquina y producir significativas fluctuaciones en el gráfico, “forzándola” a producir cantidades desiguales de unos y ceros. De acuerdo a todas las leyes conocidas por la ciencia, esto no debería haber sucedido, pero lo hizo. Y sigue pasando.
El Dr. Nelson, también trabajando en la Universidad de Princeton, extendió el trabajo del Profesor Jahn llevando máquinas generadoras de números aleatorios a grupos de meditación, que eran muy populares en Estados Unidos por entonces. Nuevamente, los resultados eran asombrosos. Los grupos eran capaces, colectivamente, de causar alteraciones dramáticas en los patrones de números. Desde entonces, el Dr. Nelson quedó enganchado.
Utilizando Internet, conectó hasta 40 generadores de números aleatorios de todo el mundo al ordenador de su laboratorio en Princeton. Funcionando constantemente, día a día, generando millones de piezas distintas de datos. La mayor parte del tiempo, la gráfica resultante en su ordenador mostraba más o menos una línea plana.
Pero el 6 de Septiembre de 1997, sucedió algo extraordinario: la gráfica se disparó hacia arriba, registrando una alteración repentina y masiva en la secuencia de números mientras sus máquinas por todo el mundo empezaban a registrar enormes desviaciones de la norma. El día también fue de importancia histórica por otra razón, según las estimaciones, mil millones de personas vieron el funeral de la Princesa Diana de Gales por televisión.
El Dr. Nelson estaba convencido de que los dos hechos tenían que estar relacionados de algún modo.
¿Pudo haber detectado un fenómeno totalmente nuevo? ¿Pudo el flujo emocional de millones de personas ser capaz de influenciar la salida de sus REGs? ¿Si fue así, cómo?
El Dr. Nelson no sabía cómo explicarlo.
De modo que, en 1998, reunió a científicos de todo el mundo para analizar sus hallazgos. Ellos, también, estaban sorprendidos, y decidieron extender y profundizar en el trabajo del Profesor Jahn y el Dr. Nelson. Había nacido el Proyecto de Consciencia Global.
Desde entonces, el proyecto se ha extendido masivamente. Han sido reclutados un total de 65 Huevos (como han sido llamados los generadores) en 41 países, para actuar como los “ojos” del proyecto, y los resultados han sido tan asombrosos como inexplicables. Porque durante el curso del experimento, los Huevos han “sentido” toda una serie de grandes eventos mundiales en el momento en que sucedían, desde el bombardeo de la OTAN en Yugoslavia, pasando por la tragedia del submarino Krusk, hasta las elecciones en suspenso de 2000 en Estados Unidos. Los Huevos también detectan regularmente grandes celebraciones globales, como la fiesta de Año Nuevo.
Pero el proyecto lanzó su mayor enigma el 11 de Septiembre de 2001. Mientras el mundo permanecía parado y observaba el horror de los ataques terroristas perpetrados en Nueva York, algo extraño le estaba pasando a los Huevos. No sólo habían registrado los ataques como en realidad había sucedido, sino que la característica alteración en el patrón de números había comenzado cuatro horas antes de que los aviones hubieran impactado contra las Torres Gemelas. Habían, al parecer, detectado que estaba a punto de suceder un suceso de importancia histórica antes de que los terroristas hubieran si quiera embarcado en los aviones.
“Supe entonces que teníamos mucho trabajo por delante,” dice el Dr. Nelson.
En las últimas semanas de Diciembre del año pasado, las máquinas se volvieron locas de nuevo. Veinticuatro horas después, un terremoto bajo el Océano Índico provocó un tsunami que devastó el sudeste asiático, y se llevó las vidas de un cuarto de millón de personas. ¿Podía entonces el Proyecto de Consciencia Global predecir realmente el futuro?
Los cínicos precisarán, con absoluto derecho, que siempre hay algún suceso global que podría ser utilizado para “explicar” el momento en que las máquinas Huevo se comportan erráticamente. Después de todo, nuestro mundo está lleno de guerras, desastres y actos terroristas, así como las ocasionales celebraciones globales. ¿Están los científicos, simplemente, tratando de detectar duramente patrones a partir de sus datos en crudo?
El equipo tras el proyecto insiste que no. Ellos afirman que utilizando técnicas rigurosamente científicas y matemáticas avanzadas es posible excluir tales conexiones aleatorias.
“Estamos perfectamente dispuestos a descubrir que hemos cometido errores,” dice el Dr. Nelson. “Pero no hemos sido capaces de encontrar ninguno, y nadie más ha podido.” Nuestros datos muestran claramente que las posibilidades de obtener esos resultados por azar son de una entre un millón.
El Profesor Chris French, un psicólogo y famoso escéptico del Goldsmith College en Londres, dice: “El Proyecto de Consciencia Global ha generado algunos resultados muy intrigantes que no pueden ser desechados fácilmente. Estoy implicado en un trabajo similar para ver si obtenemos los mismos resultados. No hemos conseguido hacerlo aún, pero es sólo un experimento preeliminar. El jurado sigue reunido.” Aunque pueda parecer extraño, sin embargo, no hay nada en las leyes de la física que imposibilite ver el futuro.
Es posible – en teoría – que el tiempo no se mueva solo hacia delante, sino que también hacia atrás. Y si el tiempo actúa como el flujo y el reflujo de las olas del mar, podría ser posible prever grandes sucesos mundiales. Podríamos, en efecto, estar “recordando” cosas que han tenido lugar en nuestro futuro.
“Hay montones de evidencias de que el tiempo podría estar corriendo hacia atrás,” dice el Profesor Bierman de la Universidad de Amsterdam. “Y si es posible que suceda en la física, entonces también puede pasar en nuestras mentes.” En otras palabras, el Profesor Bierman cree que todos seríamos capaces de ver en el futuro, si pudiéramos acceder brevemente al poder oculto de nuestras mentes. Y hay un estremecedor grupo de evidencias para apoyar esta teoría.
El Dr. John Hartwell, trabajando en la Universidad de Utrecht en los Países Bajos, fue el primero en destapar evidencias de que las personas podían sentir el futuro. A mediados de los años 70, conectó a personas a un escáner médico de modo que pudiera estudiar sus patrones de ondas cerebrales. Comenzó mostrándoles una secuencia de viñetas provocativas. Cuando les eran mostrados los dibujos, las máquinas registraban las ondas cerebrales del sujeto mientras reaccionaban fuertemente a las imágenes que les mostraban. Esto era de esperar. Mucho menos fácil de explicar fue el hecho de que, en muchos casos, esos dramáticos patrones comenzaban a registrarse unos pocos segundos antes de que cada una de las imágenes fuese siquiera mostrada.
Era como si los casos estudiados por el Dr. Hartwell estuvieran de algún modo viendo el futuro, y detectando cuándo iba a ser mostrada la siguiente imagen impactante.
Era algo extraordinario – y aparentemente inexplicable.
Pero tuvieron que pasar otros 15 años antes de que alguien profundizara más en el trabajo del Dr. Hartwell, cuando Dean Radin, un investigador asentado en Estados Unidos, conectó a personas a una máquina que medía la resistencia de su piel a la electricidad. Es sabido que ésta fluctúa a la par con nuestras emociones – de hecho, es el principio que subyace bajo los detectores de mentiras.
Radin repitió los experimentos de “respuesta ante una imagen” del Dr. Hartwell mientras medía la resistencia de la piel. Nuevamente, la gente comenzaba a reaccionar unos pocos segundos antes de que fuesen mostradas las imágenes provocadoras. Esto era claramenteimposible, o eso pensó, de modo que repitió los experimentos. Y obtuvo los mismos resultados.
“Yo tampoco lo creí,” dice el Profesor Bierman. “Así que repetí yo mismo el experimento y obtuve los mismos resultados. Estaba desconcertado. Después de esto empecé a pensar más profundamente en la naturaleza del tiempo.” Para hacer las cosas aún más intrigantes, el Profesor Bierman dice que otros importantes laboratorios han producido resultados similares, pero que aún no se han hecho públicos.
“Ellos no quieren ser ridiculizados, de modo que no publicarán sus resultados,” dice. “Así que estoy tratando de persuadir a todos ellos para que publiquen sus resultados al mismo tiempo. ¡Al menos eso hará que al repartirse el ridículo sea más leve!” Pero Si el Profesor Bierman está en lo cierto, entonces los experimentos no son materia de risa. Podrían ayudar a ofrecer una sólida base científica para extraños fenómenos como el “deja vu”, la intuición y todo un conjunto de otras curiosidades que todos hemos experimentado de vez en cuando.
También pueden abrir una posibilidad mucho más interesante – que algún día seamos capaces de realzar los poderes psíquicos utilizando máquinas que puedan “sintonizar” con nuestra mente subconsciente, máquinas como la pequeña caja negra de Edimburgo. De igual modo que hemos construido ingenios mecánicos para reemplazar la fuerza del músculo, ¿podríamos algún día construir un dispositivo para realzar e interpretar nuestras capacidades psíquicas ocultas?
El Dr. Nelson es optimista – pero no a corto plazo. “Podríamos ser capaces de predecir que va a ocurrir un gran suceso global. Pero no sabríamos exactamente qué sucedería o donde va a ocurrir,” dice. “Míralo de esta manera – aún no tenemos una máquina que podamos vender a la CIA.”
Pero para el Dr. Nelson, hablar de tales máquinas psíquicas – con el potencial de detectar catástrofes globales o amenazas terroristas – es mucho menos importante que las implicaciones de su trabajo en términos de la raza humana. Porque lo que sus experimentos parecen demostrar es que mientras que nosotros podemos operar como individuos, parece que también compartimos algo mucho, mucho más grande – una consciencia global. Algunos lo llamarán la mente de Dios.
http://noosphere.princeton.edu/results.html
http://www.gskbyte.net/2007/03/28/el-proyecto-de-consciencia-global/
http://noosphere.princeton.edu
http://medicinacuantica.net/?p=2244
A primera vista es un aparato poco destacable. Recubierto de metal, contiene en su interior un microchip no más complejo que los encontrados en las modernas calculadoras de bolsillo.
Pero, de acuerdo a una creciente lista de científicos, esta caja tiene extraordinarios poderes. Es, según ellos, el “ojo” de una máquina que parece ser capaz de aventurarse en el futuro y predecir grandes eventos mundiales.
La máquina, aparentemente, sintió los ataques del 11-S sobre el World Trade Centre cuatro horas antes de que ocurriesen – pero en la ferviente oleada de teorías de conspiración de entonces, estas afirmaciones fueron rechazadas por los escépticos. Pero el pasado Diciembre, también pareció prever el tsunami asiático justo antes que el terremoto submarino precipitara la tragedia.
Ahora, incluso los que dudaban han reconocido que aquí tenemos una pequeña caja con unos poderes aparentemente inexplicables.
“Es un asunto asombroso,” dice el Dr. Roger Nelson, investigador emérito en la Universidad de Princeton en los Estados Unidos, quien es el responsable del proyecto de investigación tras el fenómeno de la caja negra. “Estamos dando los primeros pasos en el proceso de tratar de entender qué está pasando con esto. Hasta el momento estamos andando a ciegas.” Las investigaciones del Dr. Nelson, con el nombre de Proyecto de Consciencia Global (ahora Noosphere), fueron acogidas inicialmente por la Universidad de Princeton y están centradas en uno de los más extraordinarios experimentos de todos los tiempos. Pretende detectar si toda la humanidad comparte una única mente subconsciente en la que todos podemos sondear sin ser conscientes de ello.
Y máquinas como la caja negra de Edimburgo han lanzado una posibilidad deliciosa: que los científicos pueden haber descubierto, involuntariamente, una forma de predecir el futuro. Aunque muchos considerarán las intenciones del proyecto poco más que el sueño de un tonto, ha atraído a una plétora de 75 científicos respetados de 41 países diferentes. Investigadores de Princeton – donde Einstein pasó gran parte de su carrera – trabajan junto a científicos de universidades en Gran Bretaña, Países Bajos, Suiza y Alemania. El proyecto también es la investigación más rigurosa y de mayor duración realizada nunca antes en los potenciales poderes de lo paranormal.
“Muy a menudo, los fenómenos paranormales se evaporan si los estudias el tiempo suficiente,” dice el físico Dick Bierman, de la Universidad de Amsterdam. “Pero esto no está pasando en el Proyecto de Consciencia Global. El efecto es real. La única disputa es sobre su significado.” El proyecto tiene sus raíces en el extraordinario trabajo del Profesor Robert Jahn, de la Universidad de Princeton, a finales de los años 70. Él fue uno de los primeros científicos modernos en tomarse seriamente los fenómenos paranormales.
Intrigado por cosas tales como la telepatía, la telekinesia – el supuesto poder psíquico para mover objetos sin el uso de la fuerza física – y la percepción extrasensorial, decidió estudiar el fenómeno utilizando la tecnología más actualizada disponible entonces. Una de esas nuevas tecnologías era una caja negra de aspecto humilde conocida como Generador de Eventos Aleatorios (REG en inglés). Utilizaba tecnología computacional para generar dos números – un uno y un cero – en una secuencia totalmente aleatoria, una especia de cara o cruz electrónico.
El patrón de unos y ceros – o “caras” y “cruces” – era entonces impreso como un gráfico. Las leyes de la probabilidad dictan que los generadores deberían arrojar igual cantidad de ceros y unos – lo que sería representado en el gráfico como una línea plana. Cualquier desviación de esos números mostraría una suave curva ascendente. Durante los últimos años 70, el Profesor Jahn decidió investigar si, con el único poder del pensamiento humano, se podría interferir de algún modo en las lecturas habituales de la máquina. Abordaba a viandantes de la calle y les pedía que concentrasen sus mentes en su generador de números. En efecto, les pedía que tratasen de hacer aparecer más “caras” que “cruces.”
Era una idea absurda por entonces. Los resultados, sin embargo, fueron sorprendentes y nunca han sido satisfactoriamente explicados. Una y otra vez, gente completamente ordinaria probó que sus mentes podían influir en la máquina y producir significativas fluctuaciones en el gráfico, “forzándola” a producir cantidades desiguales de unos y ceros. De acuerdo a todas las leyes conocidas por la ciencia, esto no debería haber sucedido, pero lo hizo. Y sigue pasando.
El Dr. Nelson, también trabajando en la Universidad de Princeton, extendió el trabajo del Profesor Jahn llevando máquinas generadoras de números aleatorios a grupos de meditación, que eran muy populares en Estados Unidos por entonces. Nuevamente, los resultados eran asombrosos. Los grupos eran capaces, colectivamente, de causar alteraciones dramáticas en los patrones de números. Desde entonces, el Dr. Nelson quedó enganchado.
Utilizando Internet, conectó hasta 40 generadores de números aleatorios de todo el mundo al ordenador de su laboratorio en Princeton. Funcionando constantemente, día a día, generando millones de piezas distintas de datos. La mayor parte del tiempo, la gráfica resultante en su ordenador mostraba más o menos una línea plana.
Pero el 6 de Septiembre de 1997, sucedió algo extraordinario: la gráfica se disparó hacia arriba, registrando una alteración repentina y masiva en la secuencia de números mientras sus máquinas por todo el mundo empezaban a registrar enormes desviaciones de la norma. El día también fue de importancia histórica por otra razón, según las estimaciones, mil millones de personas vieron el funeral de la Princesa Diana de Gales por televisión.
El Dr. Nelson estaba convencido de que los dos hechos tenían que estar relacionados de algún modo.
¿Pudo haber detectado un fenómeno totalmente nuevo? ¿Pudo el flujo emocional de millones de personas ser capaz de influenciar la salida de sus REGs? ¿Si fue así, cómo?
El Dr. Nelson no sabía cómo explicarlo.
De modo que, en 1998, reunió a científicos de todo el mundo para analizar sus hallazgos. Ellos, también, estaban sorprendidos, y decidieron extender y profundizar en el trabajo del Profesor Jahn y el Dr. Nelson. Había nacido el Proyecto de Consciencia Global.
Desde entonces, el proyecto se ha extendido masivamente. Han sido reclutados un total de 65 Huevos (como han sido llamados los generadores) en 41 países, para actuar como los “ojos” del proyecto, y los resultados han sido tan asombrosos como inexplicables. Porque durante el curso del experimento, los Huevos han “sentido” toda una serie de grandes eventos mundiales en el momento en que sucedían, desde el bombardeo de la OTAN en Yugoslavia, pasando por la tragedia del submarino Krusk, hasta las elecciones en suspenso de 2000 en Estados Unidos. Los Huevos también detectan regularmente grandes celebraciones globales, como la fiesta de Año Nuevo.
Pero el proyecto lanzó su mayor enigma el 11 de Septiembre de 2001. Mientras el mundo permanecía parado y observaba el horror de los ataques terroristas perpetrados en Nueva York, algo extraño le estaba pasando a los Huevos. No sólo habían registrado los ataques como en realidad había sucedido, sino que la característica alteración en el patrón de números había comenzado cuatro horas antes de que los aviones hubieran impactado contra las Torres Gemelas. Habían, al parecer, detectado que estaba a punto de suceder un suceso de importancia histórica antes de que los terroristas hubieran si quiera embarcado en los aviones.
“Supe entonces que teníamos mucho trabajo por delante,” dice el Dr. Nelson.
En las últimas semanas de Diciembre del año pasado, las máquinas se volvieron locas de nuevo. Veinticuatro horas después, un terremoto bajo el Océano Índico provocó un tsunami que devastó el sudeste asiático, y se llevó las vidas de un cuarto de millón de personas. ¿Podía entonces el Proyecto de Consciencia Global predecir realmente el futuro?
Los cínicos precisarán, con absoluto derecho, que siempre hay algún suceso global que podría ser utilizado para “explicar” el momento en que las máquinas Huevo se comportan erráticamente. Después de todo, nuestro mundo está lleno de guerras, desastres y actos terroristas, así como las ocasionales celebraciones globales. ¿Están los científicos, simplemente, tratando de detectar duramente patrones a partir de sus datos en crudo?
El equipo tras el proyecto insiste que no. Ellos afirman que utilizando técnicas rigurosamente científicas y matemáticas avanzadas es posible excluir tales conexiones aleatorias.
“Estamos perfectamente dispuestos a descubrir que hemos cometido errores,” dice el Dr. Nelson. “Pero no hemos sido capaces de encontrar ninguno, y nadie más ha podido.” Nuestros datos muestran claramente que las posibilidades de obtener esos resultados por azar son de una entre un millón.
El Profesor Chris French, un psicólogo y famoso escéptico del Goldsmith College en Londres, dice: “El Proyecto de Consciencia Global ha generado algunos resultados muy intrigantes que no pueden ser desechados fácilmente. Estoy implicado en un trabajo similar para ver si obtenemos los mismos resultados. No hemos conseguido hacerlo aún, pero es sólo un experimento preeliminar. El jurado sigue reunido.” Aunque pueda parecer extraño, sin embargo, no hay nada en las leyes de la física que imposibilite ver el futuro.
Es posible – en teoría – que el tiempo no se mueva solo hacia delante, sino que también hacia atrás. Y si el tiempo actúa como el flujo y el reflujo de las olas del mar, podría ser posible prever grandes sucesos mundiales. Podríamos, en efecto, estar “recordando” cosas que han tenido lugar en nuestro futuro.
“Hay montones de evidencias de que el tiempo podría estar corriendo hacia atrás,” dice el Profesor Bierman de la Universidad de Amsterdam. “Y si es posible que suceda en la física, entonces también puede pasar en nuestras mentes.” En otras palabras, el Profesor Bierman cree que todos seríamos capaces de ver en el futuro, si pudiéramos acceder brevemente al poder oculto de nuestras mentes. Y hay un estremecedor grupo de evidencias para apoyar esta teoría.
El Dr. John Hartwell, trabajando en la Universidad de Utrecht en los Países Bajos, fue el primero en destapar evidencias de que las personas podían sentir el futuro. A mediados de los años 70, conectó a personas a un escáner médico de modo que pudiera estudiar sus patrones de ondas cerebrales. Comenzó mostrándoles una secuencia de viñetas provocativas. Cuando les eran mostrados los dibujos, las máquinas registraban las ondas cerebrales del sujeto mientras reaccionaban fuertemente a las imágenes que les mostraban. Esto era de esperar. Mucho menos fácil de explicar fue el hecho de que, en muchos casos, esos dramáticos patrones comenzaban a registrarse unos pocos segundos antes de que cada una de las imágenes fuese siquiera mostrada.
Era como si los casos estudiados por el Dr. Hartwell estuvieran de algún modo viendo el futuro, y detectando cuándo iba a ser mostrada la siguiente imagen impactante.
Era algo extraordinario – y aparentemente inexplicable.
Pero tuvieron que pasar otros 15 años antes de que alguien profundizara más en el trabajo del Dr. Hartwell, cuando Dean Radin, un investigador asentado en Estados Unidos, conectó a personas a una máquina que medía la resistencia de su piel a la electricidad. Es sabido que ésta fluctúa a la par con nuestras emociones – de hecho, es el principio que subyace bajo los detectores de mentiras.
Radin repitió los experimentos de “respuesta ante una imagen” del Dr. Hartwell mientras medía la resistencia de la piel. Nuevamente, la gente comenzaba a reaccionar unos pocos segundos antes de que fuesen mostradas las imágenes provocadoras. Esto era claramenteimposible, o eso pensó, de modo que repitió los experimentos. Y obtuvo los mismos resultados.
“Yo tampoco lo creí,” dice el Profesor Bierman. “Así que repetí yo mismo el experimento y obtuve los mismos resultados. Estaba desconcertado. Después de esto empecé a pensar más profundamente en la naturaleza del tiempo.” Para hacer las cosas aún más intrigantes, el Profesor Bierman dice que otros importantes laboratorios han producido resultados similares, pero que aún no se han hecho públicos.
“Ellos no quieren ser ridiculizados, de modo que no publicarán sus resultados,” dice. “Así que estoy tratando de persuadir a todos ellos para que publiquen sus resultados al mismo tiempo. ¡Al menos eso hará que al repartirse el ridículo sea más leve!” Pero Si el Profesor Bierman está en lo cierto, entonces los experimentos no son materia de risa. Podrían ayudar a ofrecer una sólida base científica para extraños fenómenos como el “deja vu”, la intuición y todo un conjunto de otras curiosidades que todos hemos experimentado de vez en cuando.
También pueden abrir una posibilidad mucho más interesante – que algún día seamos capaces de realzar los poderes psíquicos utilizando máquinas que puedan “sintonizar” con nuestra mente subconsciente, máquinas como la pequeña caja negra de Edimburgo. De igual modo que hemos construido ingenios mecánicos para reemplazar la fuerza del músculo, ¿podríamos algún día construir un dispositivo para realzar e interpretar nuestras capacidades psíquicas ocultas?
El Dr. Nelson es optimista – pero no a corto plazo. “Podríamos ser capaces de predecir que va a ocurrir un gran suceso global. Pero no sabríamos exactamente qué sucedería o donde va a ocurrir,” dice. “Míralo de esta manera – aún no tenemos una máquina que podamos vender a la CIA.”
Pero para el Dr. Nelson, hablar de tales máquinas psíquicas – con el potencial de detectar catástrofes globales o amenazas terroristas – es mucho menos importante que las implicaciones de su trabajo en términos de la raza humana. Porque lo que sus experimentos parecen demostrar es que mientras que nosotros podemos operar como individuos, parece que también compartimos algo mucho, mucho más grande – una consciencia global. Algunos lo llamarán la mente de Dios.
“Nos enseñan a ser monstruos individualistas,” dice. “Estamos dirigidos por la sociedad para separarnos de los demás. Eso no es correcto”. Puede que estemos conectados mucho más íntimamente de lo que pensamos.”
Fuente: http://www.redorbit.com/news/display/?id=126649http://noosphere.princeton.edu/results.html
http://www.gskbyte.net/2007/03/28/el-proyecto-de-consciencia-global/
http://noosphere.princeton.edu
http://medicinacuantica.net/?p=2244
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