TE MOLESTA EL SONIDO DEL SILENCIO?
poco después de escribir mi comentario titulado La Tebaida Berciana escuché decir a un amigo que “si te molesta el ladrido de los perros allí donde vayas hallarás perros que ladran”. Y recordé a Genadio, aquel monje del pueblo de bercia que ordenó callar a las aguas del arroyo porque su murmullo perturbaba su santa meditación, imponiendo el silencio en el valle; y también a aquel otro monje que, encontrándose en una situación similar a la de Genadio no podía concentrarse en la oración porque el croar de unas ranas procedente de un cercano estanque lo distraía.
Harto ya del insistente croar se asomó a la ventana de su celda y ordenó a las ranas: “¡Callad!”. Y como era un santo, las ranas obedecieron al instante. Satisfecho, el monje decidió seguir con sus oraciones, pero apenas transcurrieron unos segundos, oyó una voz dentro de sí que le decía: “Monje ignorante, ¿qué te hace suponer que a Dios no le complace tanto el croar de las ranas como tus oraciones?”. El monje quedó sorprendido, luego, se alzó, corrió hacia la ventana y, asomándose al estanque donde vivían las ranas grito: “¡Cantad!”. Y todas las ranas comenzaron a croar invadiendo el monasterio con su canto. Dice la leyenda que a partir de ese día el croar de las ranas acompañó al monje en sus oraciones. Y que éstas fueron las más elevadas.
Creemos que la perturbación viene de afuera y que el silencio es la ausencia de sonidos, pero no es verdad. El silencio es un estado del alma ausente de perturbaciones. Lo demás, los perros que ladran, el murmullo de las aguas o las ranas que croan perturbándonos, tan sólo son señales en el camino que denuncian nuestra propia perturbación. Nos tropezamos con ella, no porque estuviera allí, sino porque ha llegado con nosotros. Podremos hacer callar a todos los elementos, o nos mudaremos de sitio alejándonos del molesto lugar. Pero allí donde vayamos nos estará esperando “algo” que no puede ser rechazado ni eludido.
Todos somos portadores de un “algo” que demanda ser atendido, reconocido, aceptado, amado... Puede ser otra persona, una circunstancia.., O uno mismo.
Ladra el perro del vecino...!
In La K' Ech
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