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ESTADISTICAS DEL PLANETA

viernes, 18 de marzo de 2011



DEMASIADOS TERREMOTOS DE MAGNITUD REBASAN LAS TEORIAS CONVENCIONALES

de Rolando Vargas, el Viernes, 18 de marzo de 2011 a las 18:23
Puntos de vista de científicos intrépidos y de la sabiduría ancestral china para entender los fenómenos actuales.

La ocurrencia de terremotos de alta intensidad en diferentes lugares de la Tierra a lo largo de la historia ha sido casi siempre espaciada, pero en los últimos años, la frecuencia y la intensidad de uno a otro se ha elevado notablemente.
 "Llama la atención que haya habido tres terremotos tan grandes en los últimos años", dijo el director del Servicio Sismológico de la Universidad de Chile, Sergio Barrientos, hace pocos días en el programa Tecnociencia. Barrientos se refería al terremoto de diciembre de 2004 que ocurrió en Sumatra, con magnitud 9,2 (grados Richter); el de Chile el año pasado, de magnitud 8,8; y luego el terremoto de Japón, de 8,9.

"Eso hay que estudiarlo -sigue Barrientos-. Esta secuencia de temblores yo creo que va a dar origen a una nueva línea de estudios para entender si estos terremotos podrían estar relacionados de alguna manera o no, o por qué suceden tan coincidentemente".

Para el especialista chileno, lo acontecido "no es una cosa que uno esperaría, de la manera que tradicionalmente se entienden estos procesos en la tierra".

"El modelo funciona bastante bien para entender cómo se generan los terremotos. En estos tres terremotos hay placas que se desplazan y una penetra bajo la otra; es el mecanismo de subducción. Pero el hecho de que ocurran tan seguido es lo que llama la atención", explicó el científico.

La sabiduría oriental advierte sobre la moral
Con sus limitaciones, la ciencia advierte que la ocurrencia de las últimas desgracias naturales no está bajo los parámetros normales. Esto trae cada vez más presente las coincidencias de diversas profecías que anuncian catástrofes para los tiempos actuales, con la realidad. Y al mirar las profecías, aparece un elemento como protagonista central y causante indirecto de todo lo que ocurre: la moral humana.



Si bien las ramas oficiales de la ciencia no reconocen esta conexión (veremos más abajo que al menos un estudio sí lo ha comprobado), al menos el peligro de desastre nuclear causado por los daños en la central nuclear Fukushima ya está generando discusiones y debates en torno a la cuestión moral y su efecto efecto en la supervivencia humana. Pero la sabiduría oriental parece tener esto bastante masticado desde hace tiempo.

Lao Zi escribió: “El hombre sigue a la Tierra. La Tierra sigue al Cielo. El Cielo sigue al Dao. El Dao sigue lo que es natural”. Según las creencias orientales, el hombre, la tierra y el cosmos están interconectados por el Dao, que son las leyes que rigen cada aspecto del mundo material (traducido a un lenguaje actual, podría entenderse como las leyes físicas que vamos descubriendo), las mismas que fijan el estándar moral de los humanos.

Las principales creencias espirituales orientales y occidentales coinciden en entender al ambiente natural como una disposición divina que tiene al hombre como protagonista central y que gira en torno a él. Para la cultura oriental, no hay diferencia entre materia y mente. Si el corazón y la mente de los humanos no se encuentran en el estándar que establece el Dao, es decir, si la moral humana está corrompida, la naturaleza será afectada y reflejará el estado del corazón humano. 

Confirmación: estudio de los cristales de agua 
El científico japonés Masaru Emoto investigó cómo los cristales de agua congelada registran información del ambiente circundante y llegó a conclusiones sorprendentes en un informe que tituló "Mensajes del agua".
Emoto logró captar imágenes microscópicas de los cristales y demostró cómo varían su forma bajo ambientes humanos dispares de bondad, violencia, amor, etc. Los cristales tenían formas bellas y regulares en momentos en que gente alrededor daba gestos de pensamientos positivos, mientras que mostraban formas irregulares y poco estéticas cuando la muestra se encontraba bajo ambientes de violencia o expresiones negativas. ¿Repercuten o no, entonces, los pensamientos en la materia?

El peor ejemplo
Un ejemplo, quizás el más drástico, de los principios bajo los cuales se rige el hombre actual puede ser la situación de Falun Gong en China. Falun Gong es una práctica que se basa en practicar los principios universalmente aceptados de Verdad-Benevolencia-Tolerancia; tuvo gran aceptación por su efecto en la moral y en la salud de sus practicantes. Sin embargo, a 7 años del comienzo de su difusión masiva, sus practicantes comenzaron a ser perseguidos salvajemente por el régimen comunista gobernante, por ver, según expresan los seguidores de esta disciplina pacífica, demasiada gente incorporando valores fuera de la doctrina comunista.

Hoy, nadie en China puede mencionar los tres o siquiera dos de estos principios juntos (verdad, benevolencia y tolerancia). Aún si alguien menciona uno solo de ellos, debe tener cuidado de no ser tomado por las fuerzas de seguridad por considerarlo un practicante de los principios de verdad, benevolencia y tolerancia sin el consentimiento del régimen.

Quien practica estos principios puede ser detenido, mantenido sin dormir, golpeado durante días o meses, mojado con orina y recibir picanasos eléctricos en sus órganos sensibles, colgado hasta que sus vértebras se quiebren, violado sexualmente de manera masiva -principalmente las mujeres- e incluso sus órganos pueden ser sustraídos con fines lucrativos.

En el exterior, a pesar de las denuncias de relatores de derechos humanos sobre estos hechos, los gobiernos hacen oídos sordos con tal de sostener la ilusión del comercio con China. Tal como dice la Biblia, quizás, los reyes del mundo se "prostituyen con la bestia".

Si bien basta con salir a la calle para observar el estado de violencia en que vive el hombre actual, este es un ejemplo más que claro para observar qué valores elige el ser humano actual para actuar y cómo se posiciona a la hora de salvaguardar los últimos resquicios de altos valores de la sociedad.

Una reflexión
Quien considere este criterio razonable, ¿podrá simplemente dormir sobre la almohada de la "accidentalidad" mientras padecemos una seguidilla de catástrofes anunciadas de las que la ciencia no puede salvarnos? O, ¿podrá, sin desmerecer los esfuerzos científicos, observar también otras fuentes de sabiduría tan aceptables como la ciencia -y en muchos casos probadamente acertadas- para analizar la realidad?

Mientras esperamos con fe ciega que los avances científicos lleguen antes que las catástrofes para salvarnos -si es que estos avances no nos destruyen primero-, es tiempo quizás de parar, dar un paso atrás, abrir la mente y mirar al horizonte para ver que, entre todos los problemas que no podemos solucionar, hay algunos sobre los que sí podemos actuar. Y estos son, sin dudas: los que están en uno mismo.

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