MEDITACION DE LA UNIDAD - PADRE SOL MADRE TIERRA.-DRUNVALO MELCHIZEDEK
de Rolando Vargas, el jueves, 17 de marzo de 2011 a las 6:34
Por muchos anos he estado haciendo esta meditacion que nos lego el Maestro Sri Yusteswar a travez de Drunvalo Melchizedek (mi mentor en el taller La Flor de la Vida).
Nos ayuda a conectar nuestro Amor incondicional con la Madre Tierra y con el Padre Sol, pudiendo encontrar un balance interno y externo. Es simple y sencilla, todos la pueden hacer. Es idonea para estos momentos. La Tierra y el Sol necesitan que las energias que por mucho tiempo hemos producido por motivos de guerras y discordias sean limpiadas o purgadas, asi pudieramos recibir las nuevas energias de la ascension. Este es la manera de tu cooperar con la ascension.
Las instrucciones que siguen han sido simplificadas para que cualquiera pueda hacerla.
Puedes estar viviendo en cualquier lugar de la Tierra. Sencillamente, busca un lugar cómodo y silencioso, sobre la propia Tierra a ser posible, y cierra los ojos.
1. Empieza a respirar rítmica y uniformemente (es decir, inspira tanto tiempo como expires). Relájate y deja que tus pensamientos cotidianos se vayan. Simplemente, limítate a seguir tu respiración.
2. Con tu visión interna, contempla alguna bella escena de la naturaleza. Lo que te parezca hermoso, ya sea las montañas, el desierto, el mar, es igual. Si por ejemplo son las montañas, puedes contemplar sus cimas cubiertas de nieve. Puedes dibujar ríos, árboles y animales, ver las nubes blancas flotando por el cielo. Respira el aire limpio y fresco de la montaña. Haz algo parecido con el tipo de lugar que hayas elegido, un lugar que le sea querido a tu corazón. Y, en él, siente el amor que tienes por la naturaleza y por la Madre Tierra. Deja que ese amor se haga cada vez más fuerte hasta que lo sientas en tu propio cuerpo.
3. Después toma ese amor que sientes por la Madre Tierra y colócalo en una pelota pequeña (de unos 5 cm tal vez) y, a través de tu intención, envía esa pelotita llena de tu amor hacia abajo, al centro de la Tierra. Envíalo con la intención de que la Madre Tierra note el amor que sientes por ella. Después, espera.
4. Espera a que la Madre Tierra te devuelva Su amor. Siempre lo hará, porque eres Su hijo. Algunas personas lo sentirán de inmediato y a otras les costará un poco más. Es una experiencia muy real. No es una cosa intelectual. No eres tú diciéndote a ti mismo: "Ahora estoy sintiendo el amor de Madre Tierra". Cuando el amor de la Madre Tierra vuelva a ti, será tan dulce como en aquel tiempo en el que tu propia madre te miraba a los ojos cuando eras un bebé. Siente este amor y deja que recorra tu cuerpo. Deja que recorra cada célula de tu cuerpo. Deja que recorra incluso tu Cuerpo de Luz y todo lo que eres. Por un rato - tanto como desees - simplemente permanece en ese amor conectado, contigo en los brazos de la Madre Divina.
5. Cuando sientas que ha llegado el momento, sin romper tu conexión con la Madre Divina lleva tu atención al Padre Divino, ese resto de la creación que no es la Tierra. Con tu visión interna, contempla un cielo nocturno lleno de la multitud de estrellas de la Vía Láctea. Observa los planetas, el sol (que podría estar sobre el horizonte) y la luna. Mira la belleza de la Creación y nota el amor que sientes por el Padre Divino. Permite que ese amor se haga cada vez más fuerte hasta que estés a punto de romper a llorar de amor.
6. Y después, igual que hiciste con la Madre, reúne ese amor y ponlo en una pelotita y, con tu intención, envíalo a los Cielos. Puedes enviarla a las rejillas sagradas que rodean la Tierra, si las conoces, o al Sol Central, si sabes lo que significa. O, como hacen en muchos pueblos indígenas, envíala a tu propio sol. Tu intención es lo que cuenta. Y después, espera.
7. Como hiciste con la Madre, espera a que el Padre te devuelva Su amor. Siempre lo hará, porque eres Su hijo. Cuando sientas que ese amor vuelve a ti, deja que recorra tu cuerpo y todas tus células. Deja que recorra incluso tu Cuerpo de Luz y todo lo que eres. De nuevo, puedes permanecer en ese amor del Padre tanto como desees.
8. Sé consciente de que en este momento estás en el amor de la Madre y del Padre Divinos al mismo tiempo. Es extraordinariamente especial que un ser humano sienta esto. Y sé aún más consciente de que la Santísima Trinidad ya se está manifestando en la Tierra. La Madre Divina, el Padre Divino y tú, el Niño Divino, todos unidos por el Amor en un Triángulo Santo. Según Yukteswar, sólo desde ese lugar sagrado de la Santísima Trinidad puede verse al Creador con tanta claridad y experimentarlo tan directamente.
9. Ahora, sin romper tus lazos de amor con tus Padres Divinos, simplemente deja que se sienta directamente la presencia de Dios. Deja que Dios entre y rodee tu cuerpo. Lo que pase ahora es entre Dios y tú. Confía en ti mismo, porque eres un Hijo de Dios. Cree en ti mismo, porque eres uno con la Fuente.
A partir de este punto, no hay palabras.
Que esta meditación sea una bendición para sus almas y toda la vida en todas parte.
Rolando Vargas
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